Todo empezó ya varias semanas atrás, cuando el Barza eliminó al Chelsea, y el Manchester dejo en el camino al Arsenal. Desde ese día, el 27 de mayo se hacia inalcanzable. Hinchas, simpatizantes, amantes del fútbol, no amantes del mismo y hasta políticos; marcaban los días en el calendario, ansiosos de ver la final de sueños. La final entre los equipos más populares del mundo. La final entre los equipos que tienen a los dos más grandes, Messi y Cristiano.
Miércoles 27 de mayo, 1:45 P.M. La gente que andaba en estado de coma regresaba a la vida. En la sala de partos los recién nacidos dejaban de llorar. En las avenidas las combis y custters deshabitadas, el emolientero, la tienda del chino, los telepodromos; el mundo se había paralizado. Roma era el centro de atención, porque es allí en donde se iba a disputar la final más espera del año.
En el estadio Olímpico de Roma se rendían más de cien mil personas. Andrea Bocelli daba la apertura, con una melodía algo radiante. Tanto así que podías imaginar el antiguo Coliseo Romano viendo salir a los gladiadores, (los 22 del Barza y Man U) para luchar por la gloria.
El suizo Busacca dio el pitazo inicial. Los primeros minutos fueron un deleite para Cristiano, parecía en cualquier momento se venía un gol de los ingleses. El Barza parecía perdido, lo único que hacia era defenderse y marcar bien los pasos del portugués.
Para el minuto 8’ el Manchester había atacado al arco de Valdez cuatro veces, el Barza ni se asomaba a la cancha rival. Cristiano pierde una jugada de peligro, el Barza no lo pensó dos veces y contragolpeo como pudo, Xavi sorprendió a una defensa que regresaba del ataque. Envió un pase a Sami Eto por la espalda de Ferdinand, es cuando Sami engancha el balón y vuelve pasar de largo el defensa. Quedándose solo con el arquero, Eto en ese momento no pensó en dársela a algún compañero sino en definir y matar a Van der. Sar, el gol de Eto paralizó hasta al más analítico del fútbol, nadie se imaginaba que el Barza marcaría un gol, pues el Manchester había dominado en los primeros minutos. Una vez mas la famosa frase “el fútbol no tiene lógica” se burlaba de cualquier estadística.
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